La silla lleva entre nosotros desde mucho antes de lo que pensamos. Vamos a hacer un viaje a la historia para descubrir cuándo fue creada la primera silla y todas sus variaciones hasta la silla que conocemos habitualmente.
La silla se trata de uno de los objetos más antiguos de nuestra civilización remontándonos en el periodo de la antigua Mesopotamia, en el año 4500 a.C. Se dice que fue inventada por los sumerios, en especial por EBih-Il, un escribano que decidió poner un respaldo a una tabla de madera y cuatro patas para estar más cómodo mientras escribía.
Una de las sillas más antiguas encontradas viene del antiguo Egipto. Repleta de jeroglíficos y fabricada en madera y detalles en oro del dios Heh. Llevaba respaldo y reposabrazos. La silla por aquel entonces solo estaba diseñada para los altos cargos, como símbolo de poder de aquel que la utilizaba.
En la antigua Grecia, allá por el año 600 a.C, las sillas eran algo más diferentes, estas se parecían más a un taburete ya que era mucho más fácil de transportar, especialmente un modelo en forma de X que se podía plegar. Estas sillas bajas sin respaldo se denominaban difros. Aparecían en esculturas e incluso nombradas en los poemas de Homero. Estas sillas estaban fabricadas en mármol. En el imperio romano estas estaban fabricadas de marfil haciendo diferencia entre aquellas que utilizaban los monarcas llamadas magníficas con incrustaciones en plata.
También tenían sillas con brazos o sillones, estaban reservadas a usos en templos y el ámbito privado. Tenían un respaldo sencillo en forma de semicírculo mientras que aquellas con respaldo plano, estaban destinadas a figuras de poder.
En la Edad Media continuó formando parte de ese entorno de poder, sin embargo, no fue hasta el siglo XVI que no se extiende el uso de la silla de forma común. Es en este momento cuando aparecen variaciones de la silla habitual en forma de sillón con diseños de telas bordadas y terciopelo elevando su status. Las sillas de paja o anea se empiezan a utilizar ya a partir en el siglo XVI, pero no fue hasta el siglo XVII que la silla de rejilla se inventó.
A finales del siglo XVIII, la silla ya se empieza a considerar de forma práctica, tal y como la conocemos e incluso se ha elevado el diseño y la arquitectura de sillas. En el siglo XIX se populariza como arte dentro del modernismo con Gaudí al frente, creando diferentes variaciones de la silla en formas geométricas, cúbicas etc. También se ve representada dentro del movimiento de arte Art Decó como máximo representante Charles Mackintosh.
En la actualidad, las sillas son principalmente funcionales. Se diseñan para la comodidad de las personas sin renunciar muchas veces al diseño como madera, acero hierro forjado y plásticos con telas como cuero, rejilla, anea o fibras sintéticas.
A lo largo del tiempo, ha habido muchas variaciones de la silla. Las primeras sillas diseñadas por los antiguos egipcios estaban fabricadas de madera de cedro, labrada y decorada con pinturas de la época. Las patas estaban decoradas con garras de león apoyadas en bolas de ébano. Parecían auténticas piezas de arte. En sí, las sillas egipcias se parecían mucho a las que nosotros conocemos.
Las más decorativas llevaban cilindros de loza, esmaltes de colores y maderas doradas y respaldo con cabezas de animales normalmente de pato o gacela.
El nombre “silla” viene de la denominación por los romanos como “sella” a cualquier tipo de silla sin respaldo que diferenciaban de las sillas con respaldo llamadas “cathedra” y se veían en los salones más grandes para uso de las damas.
La silla ha evolucionado en cuanto a diseño. Muchas de ellas estaban tapizadas en telas en tonos rosados y carmesí adornadas con flecos y pasamanería. Las telas estaban incrustadas a la silla con tachas y clavos de diversos materiales.
Uno de los modelos que se ha adaptado a nuestros días es la silla con ruedas, inventada por Charles Darwin. Decidió cambiar las patas de su butaca por las de las de su cama para moverse con facilidad en su laboratorio. Sigmund Freud también se hizo una silla de despacho a su medida para poder escuchar a sus pacientes cuando llegaban a su consulta.
No se sabe con exactitud el origen de la primera silla, pero podemos intuir gracias a esculturas y restos arqueológicos encontrados su origen en Mesopotamia y Egipto.